A lo largo de la vida, las necesidades de nutrición de las personas en la tercera edad empiezan a experimentar cambios significativos. En los centros geriátricos en Burgos buscamos una dieta adaptada a sus necesidades, junto con una supervisión médica adecuada, para contribuir significativamente a una mejor calidad de vida en esta etapa.
Un balance en la nutrición de la tercera edad
En primer lugar, los requerimientos calóricos tienden a disminuir a medida que envejecemos, debido a la disminución del metabolismo. Este cambio puede resultar en una pérdida de masa muscular y un aumento de la grasa corporal, lo que resalta la importancia de ajustar la ingesta calórica para mantener un peso saludable y una buena composición corporal.
Además, las proteínas son esenciales para mantener la masa muscular y ósea, así como para apoyar la función inmunológica. Los ancianos pueden requerir cantidades mayores de proteínas en comparación con personas más jóvenes para contrarrestar la pérdida muscular asociada con el envejecimiento.
Otro aspecto fundamental de la nutrición de la tercera edad es el consumo adecuado de calcio y vitamina D, necesarios para la salud ósea y la prevención de la osteoporosis, una preocupación común entre los ancianos. Se recomienda obtener estos nutrientes a través de alimentos como productos lácteos fortificados, pescados grasos y exposición solar moderada.
Una dieta rica en fibra también es importante para prevenir problemas digestivos comunes, como el estreñimiento, y para controlar los niveles de azúcar en la sangre y el colesterol. Frutas, verduras, granos integrales y legumbres son excelentes fuentes de fibra.